Adeudo

Y entonces entendimos
la soberanía del tiempo
sobre la piel arrugada de las cosas,
las heridas abiertas
que cierra el olvido
y los sueños cotidianos
que caminan por las calles
de una ciudad prestada.

Porque la lluvia nos metió
debajo de las marquesinas y
la vimos volverse caminos de agua,
cómo los ojos vidriosos
de los escaparates
ven asomarse a la viveza
que se despierta con el hambre.

Detrás de la historia de un hotel
está nuestra vida pasajera,
la intimidad de nuestras maletas
y una conversación interrumpida
por el amor despierto.
La novedad de las postales
se nos quedan
en el cristal de la mirada,
cómo el vapor del baño
se queda
en los espejos.

Y nos hablamos despacio
sabiendo que la muerte
interrumpe los momentos,
por eso nos damos la mano
sin hacerle demasiado caso
al destino.
Me dices que hay que aceptar
las cosas bellas que nos da la vida,
y yo te digo
que también
a todas las otras
que le dejaremos debiendo

Roberto: me pareció un poco contradictorio el último verso: no hacerle demasiado caso al destino vs aceptar.

Gracias Óscar por tu lectura, voy a ver cómo puedo puntualizar ese último verso, te mando un fuerte abrazo y feliz navidad a ti y a todo el foro

Es verdad que la última estrofa quizá no esté a la altura de las tres primeras, pero es que éstas son de una gran sensibilidad y belleza.

Sea como fuere, en conjunto es un gran poema.

Saludos, Roberto, y Feliz Navidad para ti y para todos los miembros del foro.