ORO PARECE

Oro parece,
es el color de las nubes
en el fuego del día que atardece,
el dorso de las nubes
tintadas de finísimo pan de oro.
Se pasa el día,
el alma se suspende,
y contempla la luz que florece
en la lumbre del ocaso
porque no hay nada más hermoso,
en esta hora terrible y ardida,
en naranja, rojo y violeta.
Se enciende un lucero,
tiemblan las estrellas,
y, ese perdido brillo en las formas.
No es plata, no.
Es la tenue luz de la luna.
La atmósfera silente
en la que las aves callan.
Verás como a poco amanece.

Siento una predilección por los poemas envueltos en el alba o en el ocaso.
Quizás reflexionaría —desde el respeto lo señalo—el uso de «no es plata, no». Está muy empleado. Sin embargo, este tipo de negaciones, que cargan de tanta intimidad al poema —porque, de alguna forma, nos rememora al lenguaje más cotidiano si bien dota de fuerza estética al poema— deben usarse con fuerza poética, y este poema, cuyo contenido es como una burbuja de fuego y sensibilidad, acaso no corresponda bien con ello.

«...ese perdido brillo en las formas.» honestamente me ha encantado.
Así como:

«en esta hora terrible y ardida,
en naranja, rojo y violeta.»

que me trae recuerdos del simbolismo machadiano y su mirada.

¡Saludos!

Empezar un poema como lo empiezas (a imitación del famoso juego de palabras "Oro parece, plata no es", calambur incluido) quizá no sea la mejor idea. A mí, por lo menos, me saca de contexto. No me puedo tomar en serio lo que viene a continuación.

Aparte, el poema tiene bastantes errores: asonancias como "parece/atardece", repeticiones por proximidad semántica ("nubes", "oro"), puntuación, etc.

Sí dejas algunos versos de calidad, como:

"La atmósfera silente
en la que las aves callan."

Pero, en general, el poema bien merece una revisión a fondo.

Saludos.