6 de noviembre 21:30

El humo lejano sobre las luces rojas,
llamas que apenas se distinguen entre las estrellas.
La mirada acerca su rostro de nuevo,
de entre los rimeros de hojas amarillentas,
de entre fotos grises y cafeses,
repletas de mordidas de polillas.

Su voz musita despacio,
no te vayas... aún...
como tiempo después le supliqué.
Me dejó muy bien acompañado
de esta eterna soledad,
cruel broma del destino,
que lleven igual nombre.

Mi espalda no cicatriza,
y siento en las madrugadas,
intensos esfuerzos...
por retener un gritito de placer.

Castaña, mejillas de galleta pecosa,
tus labios de chocolate y mate,
combinaba de rara forma
con mis sabores de café y menta.

Como si pudiera tomarte de nuevo,
esta noche cabalgarte potrilla fina,
o como preferías tú...
hincando tus talones en mis nalgas,
mientras golpeabas furiosa nuestros plexos...

Las olas se llenan de quejidos de viejos amantes,
llamando al acantilado escondido bajo la bruma,
donde ninguna huella queda asentada,
y todo pie da un paso sin piso.

Esta noche te recuerdo...
mientras camino mirando el horizonte...
hasta perder el camino...

Si es un relato (y por su contenido bien puede serlo), no entiendo por qué lo dispones en forma de versos.

Saludos.

Utilizo la estructura del verso para brindar ritmo y entonación al texto.
Ya sean de los poemas épicos a los cuentos infantiles, la narrativa en verso es un recurso de vieja y continua data.

si.. es un recurso.

Un abrazo