- Sergio D'BairesPoeta DestacadoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroPopularidadGalardón al poeta cuyos temas gustan a la comunidadInsignia de oroDistinción al poeta que obtiene el reconocimiento de los demás compañeros
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Fecha de inscripción : 10/02/2023
Paralelas
Vie Ene 03, 2025 7:17 pm
El tambor quebradizo de la helada se estira en el cogote del tendido y el muchacho volcado sobre el bruto va al garete de la rienda y el abrazo; la luna se crispa entre las sombras y la huella es la risa de un fantasma.
¡Tropa! ¡Trooopa! ¡iuju! ¡iijaaaa..! ¡truuupa!La vacada que ha pintado de lunares blancos la pastura invernal, se incorpora ruidosamente .. el ronquido ollar del galope se ensucia de mugidos y reclamos; y el arreo hacia el tambo despierta las lechuzas de los postes de quebracho, mientras sus contraseñas llenan el último tramo de la noche: de presagios.
"Sepa m'ijo que las lechuzas ven las ánimas ...le advierten al cristiano de los muertos que han quedado anclados a la tierra".
El silbo entrecortado del vuelo de una perdiz que se confunde con la noche, espanta al alazán; pero el jinete con un quiebre de su cintura juvenil equilibra el impulso y sostiene al animal en el galope...
La luna se despierta en el rugido de una esbelta bengala que serpea entre los charcos.
La helada ha madurado y la dureza invernal de los antaños, en el calentamiento global que prolonga primaveras ..se convierte en barro.
El jinete, inclinado sobre el manillar prepotea a la noche mientras la huella pinta témperas en la obscuridad cuando la motocicleta patina en el bajío.
Esclavas de sus ubres las sombras overas se incorporan rumbo a la maquinaria y el chuf chuf que las despoja.
Los postes metálicos confrontan en el reflejo la luz blanda de la luna con la dureza halógena de la óptica; escribiendo renglones verticales en la binaria transparencia del silencio; mientras empuja el hato hacia la voracidad del tambo.
El quejido de una lechuza se ahoga en la brusca acelerada convirtiendo a la silueta que se aleja en una postal de rock pesado sobre el azaroso fogonazo de un espejo.
Un tero se descuelga de la sombras sobre el "motoquero" que arrea los mugidos y un buho se transforma en un gemelo cuando vacila el motor antes de afirmarse en el camino.
Los perros con el placer de la pertenencia y la libertad del horizonte se adelantan al centauro que hace la recogida mientras la luna atraganta sus aullidos.
Como rémoras de un extraño tiburón guían sin titubear la carrera hacia las vacas...
Rodean al toro inmenso y lo ponen en movimiento con la danza natural del lobo cuando elige a la presa.
Atentos al silbido del jinete y al retumbo ancestral del galope que se funde con las sombras, los canes "levantan la vacada" sobre el mugido repetido, mezcla de protestas y reclamos al ternero. Con el siseo extraño de las ubres llenas, pendulando entre las patas, se ponen en camino hacia los "soles de noche", con que los ordeñadores iluminan la cadencia de sus manos...
Le ladran al galope de los fierros que envenena la mañana con sus vahos y salen disparados por el ansia de alcanzar el horizonte aún invisible.
La moto y la figura que se funde en la montura estilizada de una flecha comienzan el ritual de las tranqueras que van quedando abiertas cuando pasa.
El "Blanco" se aparece como un duende, en la huella que divide los potreros para guiarlo al lugar de la manada. Pez piloto del aura ronroneante que se entrecorta en un aullido, cuando acelera en el aire que la atrapa, saltando los terrones y las matas.
Las ubres se sacuden cual campanas; y el toro es un fantasma de la luna en el hielo del nitrógeno y el termo.
El tambo amarillo por el sodio es un faro que guía al nuevo arriero.
Sobre el mugido donde enrosco el tiempo se escapa aquel sonido de "Nirvana" "Déjame morir ..junto a mi perro"
La vizcachera lo esperaba con la certeza que tienen las trampas, la presintió un instante antes de que el caballo hocicara y el rumor del revolcón se mezclara con el relincho y el crujido seco de los huesos al romperse.
"Ojo m'ijo con el potrero'e las ánimas: que hay vizcachas"
Le vino como un refucilo el mal presagio, cuando aquel gato negro recortó su "yeta" en el tambor lunar que rodaba sobre el techo...
Se acercó a los ojos dilatados que reflejaban la mancada. No tuvo que mirar ..para saberlo. Mientras se le atoraba el llanto y le empezaba a doler el cuerpo enfiló corriendo hacia las casas...
El tocón salió de entre los yuyos al cruce de la máquina con la inmovilidad de las raíces.. en un mecánico corcovo mientras hundía la horquilla y sus espejos en el cieno despidió al arriero sorprendido. El silbido del cuero resbalando en el yuyal mojado acompañó por un instante la agonía del motor que se apagaba. El ladrido de los perros conduciendo la vacada reverberó en el silencio. Se levantó palpándose; los cromados que hechizaban a la luna desde la quebrada osamenta de la máquina reflejaban su tristeza
Comprobó los daños y recogiendo resignación entre sus hombros enfiló hacia la luz amarilla y la succión mecánica del tambo.
El purrete recortó su silueta en la boca rojiza del galpón; vestido de barro, con la vista rendida y el talero uniendo sus dos manos, tartamudeó su disculpa al hombre que llevaba unos arreos.
"Bueno váya a tomarse 'nos mates m'ijo que voy a ver". El ruido amenazador del tambor del 38 precedió al galope del moro con silla castellana y la silueta agazapada que desafiaba el viento.
El sonido lejano del disparo se mezcló con el canto de un gallo sorprendido y el chasquido del mirlo en el granado, una lágrima corrió por la mejilla y la lengua avergonzada saboreó la sal de su infortunio.
"Los hombres no lloran m'ijo,los hombres se la aguantan ..siempre"
La chata azul del frigorífico se llevaría el pingo a su destino de salame y mortadela; por unos pocos pesos..
La camioneta se internó a los saltos amasando en sus cadencias metálicas el barro del potrero. Mientras los labios apretaban cigarrillos y silencios los brazos fuertes auparon la maraña de los fierros y juntaron los pedazos de metal que estaban sueltos.
Un aro retorcido que brillaba convirtió en escultura los despojos.
La laguna era un destello que invitaba al surfeo de las piedras sobre el cielo.. cada vez que la pampa lo abismaba en el recuerdo fresco de la rodada, el latigazo del brazo estallaba en mil diamantes sobre el agua y su boca se apretaba en un gemido que nunca liberaba.
La mano arrugada sobre el hombro, que los teros ya habían anunciado lo envolvió en su compasión.
"Venga m'ijo venga, tengo que mostrarle algo". La última piedra surco el aire y el plop del surtidor que la tragaba ofició de respuesta.
"¿Le gusta m'ijo? ..es suyo; es de media sangre.. cuadrero dicen"
El alazán tostado, como el despenado, adquirió su inocencia instantaneamente. ¿Sería de hombres olvidar a un buen amigo? ¿O acaso el aliento de "su pingo" anidaba atrás de esa mirada?
El bruto sacudió su regia testa y el pibe se abrazó a su cuello ancho mientras la crin dorada lo enredaba.
El local se diría ..lo esperaba, con sus colores y cromados que vibraban en el arpa solar de la mañana.
El olor de la pintura y el aceite embebían la mecánica de afeites en un desfile sensual, regias esclavas, las motocicletas delineaban en sus curvas el placer de la mano que acaricia la tersura anunciada.
Sus ojos se llenaron de las llamas que envolvían un cuerpo exuberante rematado en sus tobillos de escapes niquelados.
El vendedor, que sabía del amor comprado, contaba prostibularias comisiones.
Tasaron en la autopsia callejera los despojos que después renacerían en transplantes y repuestos. La pila de billetes arrugados fue testigo del amancebamiento.
El nocturno germinar de la mañana ya termina cuando salen a buscar los mugidos que reclaman..
En la huella fresca que encabritan monturas y jinetes paralelos, el tiempo vuelve hacia la infancia mis estrellas
¡Tropa! ¡Trooopa! ¡iuju! ¡iijaaaa..! ¡truuupa!La vacada que ha pintado de lunares blancos la pastura invernal, se incorpora ruidosamente .. el ronquido ollar del galope se ensucia de mugidos y reclamos; y el arreo hacia el tambo despierta las lechuzas de los postes de quebracho, mientras sus contraseñas llenan el último tramo de la noche: de presagios.
"Sepa m'ijo que las lechuzas ven las ánimas ...le advierten al cristiano de los muertos que han quedado anclados a la tierra".
El silbo entrecortado del vuelo de una perdiz que se confunde con la noche, espanta al alazán; pero el jinete con un quiebre de su cintura juvenil equilibra el impulso y sostiene al animal en el galope...
La luna se despierta en el rugido de una esbelta bengala que serpea entre los charcos.
La helada ha madurado y la dureza invernal de los antaños, en el calentamiento global que prolonga primaveras ..se convierte en barro.
El jinete, inclinado sobre el manillar prepotea a la noche mientras la huella pinta témperas en la obscuridad cuando la motocicleta patina en el bajío.
Esclavas de sus ubres las sombras overas se incorporan rumbo a la maquinaria y el chuf chuf que las despoja.
Los postes metálicos confrontan en el reflejo la luz blanda de la luna con la dureza halógena de la óptica; escribiendo renglones verticales en la binaria transparencia del silencio; mientras empuja el hato hacia la voracidad del tambo.
El quejido de una lechuza se ahoga en la brusca acelerada convirtiendo a la silueta que se aleja en una postal de rock pesado sobre el azaroso fogonazo de un espejo.
Un tero se descuelga de la sombras sobre el "motoquero" que arrea los mugidos y un buho se transforma en un gemelo cuando vacila el motor antes de afirmarse en el camino.
Los perros con el placer de la pertenencia y la libertad del horizonte se adelantan al centauro que hace la recogida mientras la luna atraganta sus aullidos.
Como rémoras de un extraño tiburón guían sin titubear la carrera hacia las vacas...
Rodean al toro inmenso y lo ponen en movimiento con la danza natural del lobo cuando elige a la presa.
Atentos al silbido del jinete y al retumbo ancestral del galope que se funde con las sombras, los canes "levantan la vacada" sobre el mugido repetido, mezcla de protestas y reclamos al ternero. Con el siseo extraño de las ubres llenas, pendulando entre las patas, se ponen en camino hacia los "soles de noche", con que los ordeñadores iluminan la cadencia de sus manos...
Le ladran al galope de los fierros que envenena la mañana con sus vahos y salen disparados por el ansia de alcanzar el horizonte aún invisible.
La moto y la figura que se funde en la montura estilizada de una flecha comienzan el ritual de las tranqueras que van quedando abiertas cuando pasa.
El "Blanco" se aparece como un duende, en la huella que divide los potreros para guiarlo al lugar de la manada. Pez piloto del aura ronroneante que se entrecorta en un aullido, cuando acelera en el aire que la atrapa, saltando los terrones y las matas.
Las ubres se sacuden cual campanas; y el toro es un fantasma de la luna en el hielo del nitrógeno y el termo.
El tambo amarillo por el sodio es un faro que guía al nuevo arriero.
Sobre el mugido donde enrosco el tiempo se escapa aquel sonido de "Nirvana" "Déjame morir ..junto a mi perro"
La vizcachera lo esperaba con la certeza que tienen las trampas, la presintió un instante antes de que el caballo hocicara y el rumor del revolcón se mezclara con el relincho y el crujido seco de los huesos al romperse.
"Ojo m'ijo con el potrero'e las ánimas: que hay vizcachas"
Le vino como un refucilo el mal presagio, cuando aquel gato negro recortó su "yeta" en el tambor lunar que rodaba sobre el techo...
Se acercó a los ojos dilatados que reflejaban la mancada. No tuvo que mirar ..para saberlo. Mientras se le atoraba el llanto y le empezaba a doler el cuerpo enfiló corriendo hacia las casas...
El tocón salió de entre los yuyos al cruce de la máquina con la inmovilidad de las raíces.. en un mecánico corcovo mientras hundía la horquilla y sus espejos en el cieno despidió al arriero sorprendido. El silbido del cuero resbalando en el yuyal mojado acompañó por un instante la agonía del motor que se apagaba. El ladrido de los perros conduciendo la vacada reverberó en el silencio. Se levantó palpándose; los cromados que hechizaban a la luna desde la quebrada osamenta de la máquina reflejaban su tristeza
Comprobó los daños y recogiendo resignación entre sus hombros enfiló hacia la luz amarilla y la succión mecánica del tambo.
El purrete recortó su silueta en la boca rojiza del galpón; vestido de barro, con la vista rendida y el talero uniendo sus dos manos, tartamudeó su disculpa al hombre que llevaba unos arreos.
"Bueno váya a tomarse 'nos mates m'ijo que voy a ver". El ruido amenazador del tambor del 38 precedió al galope del moro con silla castellana y la silueta agazapada que desafiaba el viento.
El sonido lejano del disparo se mezcló con el canto de un gallo sorprendido y el chasquido del mirlo en el granado, una lágrima corrió por la mejilla y la lengua avergonzada saboreó la sal de su infortunio.
"Los hombres no lloran m'ijo,los hombres se la aguantan ..siempre"
La chata azul del frigorífico se llevaría el pingo a su destino de salame y mortadela; por unos pocos pesos..
La camioneta se internó a los saltos amasando en sus cadencias metálicas el barro del potrero. Mientras los labios apretaban cigarrillos y silencios los brazos fuertes auparon la maraña de los fierros y juntaron los pedazos de metal que estaban sueltos.
Un aro retorcido que brillaba convirtió en escultura los despojos.
La laguna era un destello que invitaba al surfeo de las piedras sobre el cielo.. cada vez que la pampa lo abismaba en el recuerdo fresco de la rodada, el latigazo del brazo estallaba en mil diamantes sobre el agua y su boca se apretaba en un gemido que nunca liberaba.
La mano arrugada sobre el hombro, que los teros ya habían anunciado lo envolvió en su compasión.
"Venga m'ijo venga, tengo que mostrarle algo". La última piedra surco el aire y el plop del surtidor que la tragaba ofició de respuesta.
"¿Le gusta m'ijo? ..es suyo; es de media sangre.. cuadrero dicen"
El alazán tostado, como el despenado, adquirió su inocencia instantaneamente. ¿Sería de hombres olvidar a un buen amigo? ¿O acaso el aliento de "su pingo" anidaba atrás de esa mirada?
El bruto sacudió su regia testa y el pibe se abrazó a su cuello ancho mientras la crin dorada lo enredaba.
El local se diría ..lo esperaba, con sus colores y cromados que vibraban en el arpa solar de la mañana.
El olor de la pintura y el aceite embebían la mecánica de afeites en un desfile sensual, regias esclavas, las motocicletas delineaban en sus curvas el placer de la mano que acaricia la tersura anunciada.
Sus ojos se llenaron de las llamas que envolvían un cuerpo exuberante rematado en sus tobillos de escapes niquelados.
El vendedor, que sabía del amor comprado, contaba prostibularias comisiones.
Tasaron en la autopsia callejera los despojos que después renacerían en transplantes y repuestos. La pila de billetes arrugados fue testigo del amancebamiento.
El nocturno germinar de la mañana ya termina cuando salen a buscar los mugidos que reclaman..
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A Luciana Rubio, MIGUELPOE y a Roberto Q. S. les gusta esta publicaciòn
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Re: Paralelas
Vie Ene 03, 2025 9:09 pm
Hermoso relato lleno de bellas metáforas que le dan gran colorido. Una ventana a la pampa de no sé que tiempo.
Un gran gusto leerte.
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- MIGUELPOEModerador del ParnasoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroPopularidadGalardón al poeta cuyos temas gustan a la comunidadInsignia de oroDistinción al poeta que obtiene el reconocimiento de los demás compañeros
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Re: Paralelas
Vie Ene 03, 2025 10:17 pm
Espectacular.
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- Sergio D'BairesPoeta DestacadoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroPopularidadGalardón al poeta cuyos temas gustan a la comunidadInsignia de oroDistinción al poeta que obtiene el reconocimiento de los demás compañeros
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Re: Paralelas
Jue Ene 16, 2025 1:56 pm
Querida : Poeta
Si; hace bastante, inolvidable para una memoria abusadora como la mía, Viví la transición del ruralismo corporal al de la maquinaria... del arado de tres rejas y 6 tiros(12 riendas en las manos menudas de un pibe) a la de los tractores de 8 rejas con rastra de discos; solo aptas para "Mayores"... A veces me encandilo con los recuerdos...un purrete podía manejar un tiro de 6 bestias de arar(peligroso) y no un animal manso y ruidoso(aunque todavía el volante no era hidráulico y requería fuerza y destreza).
Del nochero en el palenque a la moto en el galpón, de la escuela rural con patios de tierra (con una maestra "directora" para todos los grados) donde una multitud de 10 purretes jugaban con las canicas o las figuritas; a los colegios ciudadanos de 30 aulas con 40 alumnos cada uno y patios congestionados de risas y amores tempranos(cuando se volvieron mixtos).
Si a veces se me da por recordarme... como a tí... aunque todavía no estoy seguro de quien soy ahora, creo saber quien fuí; si me atengo a mis recuerdos.
Si; hace bastante, inolvidable para una memoria abusadora como la mía, Viví la transición del ruralismo corporal al de la maquinaria... del arado de tres rejas y 6 tiros(12 riendas en las manos menudas de un pibe) a la de los tractores de 8 rejas con rastra de discos; solo aptas para "Mayores"... A veces me encandilo con los recuerdos...un purrete podía manejar un tiro de 6 bestias de arar(peligroso) y no un animal manso y ruidoso(aunque todavía el volante no era hidráulico y requería fuerza y destreza).
Del nochero en el palenque a la moto en el galpón, de la escuela rural con patios de tierra (con una maestra "directora" para todos los grados) donde una multitud de 10 purretes jugaban con las canicas o las figuritas; a los colegios ciudadanos de 30 aulas con 40 alumnos cada uno y patios congestionados de risas y amores tempranos(cuando se volvieron mixtos).
Si a veces se me da por recordarme... como a tí... aunque todavía no estoy seguro de quien soy ahora, creo saber quien fuí; si me atengo a mis recuerdos.
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Re: Paralelas
Jue Ene 16, 2025 1:57 pm
Miguel: Poeta
Generoso en tu apreciación
Gracias!
Un abrazo
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