Anatomía del dolor (Tratado de la conciencia)

Qué es el dolor,
debiera empezar por ver,
quien note el corazón,
aquejado por  él.

El dolor es una señal,
pues no duele por  doler,
si duele es que hay un mal,
véase el mal pues.

El mal es incorrección,
de algo que no está bien,
y el bien es tan obvio,
que hasta un niño lo ve.
* * * *

En este poema se nota tu querencia por la filosofía: la dicotomía bien/mal. El título es, asimismo, muy revelador, propio de un existencialismo entre Kierkegaard, Sartre o Wittgenstein.

Me ha recordado vagamente algunos de mis primeros poemas, en los que cultivaba el aforismo apoyándome en abundantes tropos, con un regusto entre culterano y conceptista. Y también buscaba la rima asonante, que al menos no es tan percusiva como la consonante, aunque no es lo ideal en verso libre.

Yo haría algunos cambios en la puntuación. Por ejemplo, en este verso, que me parece uno de los mejores:

"véase el mal, pues."

Como es lógico, con el paso del tiempo mi poesía fue evolucionando hacia un estilo más simbólico y onírico, basado en el poder de la metáfora. Tal como yo lo veo, es la forma de poesía más auténtica, pero cada autor debe elegir su camino.

Saludos, Jordi, y gracias por compartir.

Diría que el dilema entre el bien y el mal es transversal a toda la filosofía, como tantos otros. En Gorgias, de Platón, dónde quien habla realmente es el pensamiento de Sócrates, se plantea ésta cuestión admirablemente.

El intento por demostrar un aspecto consabido del ser humano, resulta superfluo, además de contraproducente. En este punto, entiendo que el término "consabido" es el que suscita incertidumbre. Como quien escribe expresa su opinión, decir que la diferencia entre el bien y el mal, es obvia hasta para un niño, es una simplicidad que refuerza el argumento. El efecto que esto pueda causar en uno, depende únicamente, de hasta qué punto uno decida profundizar en dicho argumento.

El mar alcanza la orilla pasando sobre la arena sin dificultad, pero en su retroceso, arrastra el fondo mar adentro con una fuerza indómita.
Las personas hacemos algo parecido. Los razonamientos que alcanzamos a entender sin dificultad, pero que nos empujan a un pensamiento o actitud que no queremos adoptar, los arrastramos hacia nuestro interior, donde son retorcidos y revolcados a placer, para luego ser escupidos de la forma más inoportuna e ingrata.

Apreció lo que mencionas acerca del verso. Es del que me sentí más satisfecho. En cuanto a la corrección que propones, le da el énfasis que pretendía. Grácias.

Con el tiempo espero diferenciar los límites de la poesía, me refiero a distinguir entre lo que únicamente es cuestión de gusto y la calidad. Por el momento estos límites no los tengo nada claros mas que de modo subjetivo.

Un saludo.