Cuenta regresiva

Hilván de callejones tristes.
Ardid de cuerpos suturándose nostalgias,
hurgando camino a casa panes rancios.
Y los niños que juegan a deshoras, a los sinos,
desatan la cuenta regresiva a los viejos.
Y es la noche.

Germinan entonces los párpados azules,
en los surcos de las máscaras.
Germinan las rosas sangrantes en los labios.
Y el ébano del pubis sueña orillas,
mientras los ojos resignados
acechan cicatrices en las puertas
y naufragan en cualquier jacuzzi atormentado.

Graduando los sofismas del paisaje y el gemido,
se exhuman en blanco y negro las historias,
de tíos marcianos o chiflados que se juntan,
de caballos parlantes o brujas con marido.

Y cambian los canales de la luna,
inundando o menguando las ventanas,
mientras los peces fulguran o se asfixian
en la sábana infinita de las dudas.

La ciudad palía entonces,
la desnudez terrible de los lechos,
con un poco de sexo.
Pero sometida por las órbitas de asfalto,
triplica rostros,
triplica ecos,
vaga a puntas por la vida
detonando cicatrices y adioses en la acera,
con la languidez de los orgasmos
que se van tornando reflexivos.

Y las horas mutiladas tras las puertas
dispensan desafueros en el alma colectiva.
Mientras, sus índices perforan las paredes,
sojuzgan al adicto a los placebos.
Y es el día.

"Y el ébano del pubis sueña orillas"

Cuando uno lee uno de tus poema sabe que indefectiblemente va a disfrutar de algún hallazgo poético, como éste que he citado.

En esta ocasión el cierre sí me ha parecido redondo, con ese paralelismo que estableces entre el final de la primera y última estrofa.

Gran trabajo. Saludos, Boris.

Muchas gracias Óscar por tu visita y por tu amable comentario. Me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo a la distancia.

Un poema excelente, Boris. Lo he disfrutado. Un abrazo.