La penultima y me voy

El tiempo pasa
como una llovizna de arena
dentro los relojes,
y los minutos se marchan
con los días, 
que tambien se van.


Como el río, 
que desemboca 
en el mar
no vuelve,
ni la brisa con salitre
es la misma dos veces, 
ni la luz que abrió los ojos
ayer por la mañana. 


Las semanas se volvieron  meses
que deshojan calendarios, 
y sin darnos cuenta las campanas, publican a fines de diciembre, 
los anuarios
que muchos quieren olvidar, 
aunque yo me resisto 
a olvidar   
de esa manera... 


Por eso vivo arropado
en la compañía y el desenfado 
de las noches, 
que adornamos con tertulias,
con abrazos y con sonidos 
de copas que se chocan,
con la cadencia 
de la madrugada, 
y del hielo 
que no quiere derretirse, 
ni volverse agua. 
 
Aceptamos las resacas resignados,
como el precio que pagamos por llenarnos el alma 
de caricias.
Y entendemos que las agujas  nunca piden permiso 
para girar.


Aprovechando 
que no miran los espejos,
y mientras se va secando
el suelo del bar.
Disculpe camarero
por favor,
otra ronda de lo mismo,
por si mañana
es justo el día, 
que no me corresponde
estar aquí 
sentado.

"El tiempo pasa
como una llovizna de arena
dentro los relojes"

Me has ganado con este arranque espectacular. Sin duda, es un poema muy filosófico, existencialista, muy en la línea del pensamiento de Heráclito.

El cierre también me ha gustado, esa manera en que conectas lo espiritual con lo mundano sin perder un ápice de trascendencia.

Gran trabajo, Roberto. Enhorabuena.

Muchas gracias Óscar te mando un abrazo y te deseo un buen fin de semana, viva la poesia

Me ha gustado sobre todo el devenir del paso del tiempo, también la referencia a la luz, abriendo los ojos, me parece una alusión muy bonita.
Besos,
Marina.

Muchas gracias marina por tus palabras, buen fin de semana un beso

Grata la lectura de este poema que habla sobre la fugacidad del tiempo. Un saludo cordial.

Roberto escribió:El tiempo pasa
como una llovizna de arena
dentro los relojes,
y los minutos se marchan
con los días, 
que tambien se van.


Como el río, 
que desemboca 
en el mar
no vuelve,
ni la brisa con salitre
es la misma dos veces, 
ni la luz que abrió los ojos
ayer por la mañana. 


Las semanas se volvieron  meses
que deshojan calendarios, 
y sin darnos cuenta las campanas, publican a fines de diciembre, 
los anuarios
que muchos quieren olvidar, 
aunque yo me resisto 
a olvidar   
de esa manera... 


Por eso vivo arropado
en la compañía y el desenfado 
de las noches, 
que adornamos con tertulias,
con abrazos y con sonidos 
de copas que se chocan,
con la cadencia 
de la madrugada, 
y del hielo 
que no quiere derretirse, 
ni volverse agua. 
 
Aceptamos las resacas resignados,
como el precio que pagamos por llenarnos el alma 
de caricias.
Y entendemos que las agujas  nunca piden permiso 
para girar.


Aprovechando 
que no miran los espejos,
y mientras se va secando
el suelo del bar.
Disculpe camarero
por favor,
otra ronda de lo mismo,
por si mañana
es justo el día, 
que no me corresponde
estar aquí 
sentado.

Muy bueno compañero, un saludo.

Muchas gracias Roberto y Ramón por tomarse el tiempo de leer mi poema, un brazo fraterno

Felicidades, Roberto. Tu poema "La penúltima y me voy" ha sido elegido el mejor de la semana.

Muchas gracias  me pone muy feliz un fuerte abrazo

Enhorabuena por la distinción recibida. Un saludo.