En mis manos

En mis manos

Surgido en mi regazo, fugitivo como la belleza,
intangible como el volátil esfuerzo de unas manos
que aguardan la materia
para amar, forjar o herir.
Ojalá fueras, deseo, obediente a mis dedos, fango
con que amasar un ritmo hermoso,
eterno y esbelto cual vasija
presta a recibir el vino de la dicha.

Pero así, escurriéndote, sin poder apresarte
aun preñado de energía,
instinto de frágil huracán,
no eres sino una conturbada vibración del ser
que hiere en amor y huye hacia el espacio
del remoto ayer donde el futuro aún se labra
en alguna extraña ligadura del ahora.

Me ha gustado el poema en conjunto, aunque más la segunda estrofa que la primera, donde en algunos casos veo un exceso de adjetivación.

El juego con los tiempos de los últimos versos me parece muy apropiado.

Saludos, Pascual.