La amapola

LA AMAPOLA.

1.
En tu volátil pétalo
se adensa con ímpetu de incendio
el rubor de la rosa
vuelto en fragancia de humilde luz,
fragor de inconsistencia.
Y allí, en medio de los campos
urdidos con abrojos, miserables
frutos de la tierra estéril,
surge con hermosa explosión tu pincelada.
Es este incontenible frenesí
lo que arrebola la atónita mirada
con la gracia de las carnes
arrulladas, de las sedas esparcidas
sobre el harapo de las hierbas
que lucen, altaneras, bordados de rubí.

2.
De todas las luces tu esplendor.
De todos los rojos
tu púrpura elegancia. Flama fugaz
que en unos días, o unas horas, hará de tu osadía
invencible estandarte de altivas menudencias.

3.
Labios con que un erial
seduce al cielo
con su fresca lisonja carmesí.
Hoy, mientras dura la breve primavera,
te admiro en la dicha que te envuelve,
te sostiene sobre tu débil tallo como al sueño
de la mendiga que despertó una mañana
primorosa reina en verde imperio.

Buen poema, haces uso de un rico léxico que ensalza a la hermosa flor. El lirismo late en tus versos. Un saludo.

He disfrutado del poema, aunque, si me permites, yo cambiaría la puntuación (y quizás también la disposición versal) en estos versos:

"De todas las luces, tu esplendor.
De todos los rojos,
tu púrpura elegancia."

Saludos, Pascual.