Tormenta de arena-

La tormenta de arena]. Dedicado a Ramón Carballal.  

Nos aplasta, nos cubre, nos sepulta.
Ha llegado misteriosamente por el aire
arrastrada por el aliento tórrido africano
que inunda los pulmones sin dejar respirar.
Y el anhelo de la brisa fresca
de las amargas conciencias
la hará aún más irrespirable.
Pesa, hunde con su gigantesca manta naranja
horriblemente electrificada:
Densa baba de una hiena jadeante sobre la estepa.
Atónitos la vemos avanzar sobre nosotros, europeos,
incapaces de asumir, de entender el avance
del desierto vuelto en cielo cual castigo
p plaga bíblica manada del Sinaí.
Nuestros ojos descompuestos, nuestras bocas sedientas,
nuestras almas agotadas se irán llenando lentamente
del polvo naranja incandescente
que de las torres del alcázar de fuego se desprende,
se deshace, inexorable,
sobre nuestros sueños del mar y la frescura.

Si Ramón se va del foro, este será aquí también mi último poema, palabra de honor.

No creo, francamente, que la promesa de abandonar el foro sea la mejor manera de mostrarse solidario o de mandar ánimos a otro compañero.

La mejor manera siempre es participar más.