MALÉVOLO E IRACUNDO

Que tambores suenan,
estridencia absoluta
¡y no sé de dónde viene!
Corre jóven Lázaro
el caballo amarillo galopa,
relinchando.
Cielo carmesí,
gotas de sangre
es el diluvio
tenían razón
y empiezan a arrepentirse
meretrices y blasfemos.
Levanta la polvareda
y con el humo
llegan las langostas.
Nadie puede detenerlo
demasiado tarde.
¡Es el del Antiguo Testamento!
no va haber salvación
solo justicia despiadada.
Proverbios estériles,
una vida de instrucción,
vivida bajo las normas
de un libro escrito con sangre.
Romerías y peregrinaje
en el nombre del Señor
que da sepultura al pueblo
por su criterio envenenado
de prejuicio y venganza.