EN BUSCA DEL PRÍNCIPE

Como los gritos que desgarran gargantas
impenitentes son sus ganas de correr
que no ve asfalto sino senderos
imperecederos como la luz.
Desde la cuna hasta el ataúd luchando.

Birlando monedas de usureros despistados
anonadados de su primor,
suprimiendo agravios con su cintura,
bailando siendo pura, pero lasciva
mentira que no quisiera quemar la flor.

Nadie rompe el silencio que es delicado,
precioso y preciado como ojos de virgen
que ella viste y embiste cansada de serlo.
Ausencia de caballeros de aquellos de libro
en los bares no hay sapos que quiera besar.

Sus aposentos no desean un mero bufón
mejor alguien de finas costuras y costumbres.
La pesadumbre de buscar oro y encontrar cemento,
lamentos pesados porque no busca alianzas
solo confianzas que parecen mucho pedir.