Anuncio de la primavera

LOS NIÑOS Y LAS FLORES

Sus pasos alegres van y vienen
por la alfombra de gramas y jarales.
¡Se sorprende al ver los colores
de las flores que se muestran sin rubor!

El soplo del viento casi dormido
les da un ligero movimiento,
malvas, colzas, lavandas y amapolas
lucen sus colores tentadores.

La suave mano del niño subyugado
trata de cortarlas por el tallo,
y la voz de un padre atento
evita la poda sin miramiento.

¡Mira cómo lucen a esta hora!
Si las cortas perderán sus matices…
y un tono de aspecto fúnebre
será la recompensa de tu poda.

Pasa suave la mano y notarás
cómo el rocío impregna su fragancia,
y las gotas preñadas en mil olores
llevarán hasta ti su dulce aroma.

Después, cuando el Sol esté en poniente,
verás como todas siguen su rastro,
ávidas del calor que les da el astro,
alegres por recibir sus dones.

Cuando los rayos se oculten en las montañas,
ellas se cerrarán esperando otras mañanas,
y al día siguiente, fieles a su cita,
se abrirán de nuevo mil margaritas.