- NolbertoMirmidónVeterano del foro
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LA AGONÍA DEL CÓNDOR.
Dom Sep 10, 2023 7:38 pm
En un risco nevado, a gran altura,
un cóndor retozaba con delirio,
agitaba sus alas con premura
rogando al cielo el fin de su martirio.
*****
La noche es larga y agoniza el día,
y azotado por ráfagas del viento,
con aflicción su corazón latía
al soportar su trágico momento.
*****
Aquel día funesto, en la alborada,
su dulce compañera había partido,
de este mundo a su última morada,
dejando para siempre el frío nido.
*****
Recordaba pasadas aventuras,
cuando juntos, pasaban gratas horas
desafiando las místicas alturas,
a la luz de celestial de las auroras.
****
El cóndor parecía meditar:
Soy un paria, que vaga sin ventura;
mis penas ya no puedo remediar
Partiré de este mundo, con premura.
*****
Y náufrago, en el mar de su fracaso,
soportando su amarga penitencia,
una tarde, sombría, del ocaso,
maldecía su mísera existencia.
*****
Y el cóndor, majestad de los desiertos,
presentía su eterna despedida
al gélido terruño de los muertos,
en busca de su amada consentida
*****
Una tarde, resuelto y amargado,
dio un gran salto, de forma inesperada,
y arrojándose al cruel acantilado,
puso fin a su vida atormentada.
un cóndor retozaba con delirio,
agitaba sus alas con premura
rogando al cielo el fin de su martirio.
*****
La noche es larga y agoniza el día,
y azotado por ráfagas del viento,
con aflicción su corazón latía
al soportar su trágico momento.
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Aquel día funesto, en la alborada,
su dulce compañera había partido,
de este mundo a su última morada,
dejando para siempre el frío nido.
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Recordaba pasadas aventuras,
cuando juntos, pasaban gratas horas
desafiando las místicas alturas,
a la luz de celestial de las auroras.
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El cóndor parecía meditar:
Soy un paria, que vaga sin ventura;
mis penas ya no puedo remediar
Partiré de este mundo, con premura.
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Y náufrago, en el mar de su fracaso,
soportando su amarga penitencia,
una tarde, sombría, del ocaso,
maldecía su mísera existencia.
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Y el cóndor, majestad de los desiertos,
presentía su eterna despedida
al gélido terruño de los muertos,
en busca de su amada consentida
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Una tarde, resuelto y amargado,
dio un gran salto, de forma inesperada,
y arrojándose al cruel acantilado,
puso fin a su vida atormentada.
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