No le he dicho a nadie que lloré.

En este mundo de puertas y porteros automáticos
de pagos sin contacto
y perros atados;
yo habito el verso.

En tu beso;
Esos poemas sin retomar,
ese afán global por odiar:
El peso de mis yemas sobre tus huesos.

Corren cosidos de oídos,
casi como castigos.
Aquellos rostros sin ojos
no estan muertos del todo.

En este mundo yo volvía a casa,
esperándote dormida.
En este mundo tu eras vida
y yo vivía en sueños que pasan.

Y en sueños contabas historias
de caballetes, libros de olas, arenas y rías.
Hablábamos por las piernas
de lo que fue; que no fui y no seré

Pero fuimos.

Por favor, abre tus ojos marrones, que quiero volver a oír el mar.

Me ha gustado tu poética, sobre todo, la última línea de la mano del deseo y la ternura.
Saludos.

Martha escribió:Me ha gustado tu poética, sobre todo, la última línea de la mano del deseo y la ternura.
Saludos.

Siempre es una alegría saber que alguien me lee y disfruta de lo que escribo. Un saludo.