- Acero EtéreoMirmidónVeterano del foro
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noctambulo
Miér Ago 23, 2017 12:08 pm
Mientras el día alumbra de posibilidades al mundo yo me muero, pero cuando es el día el que muere yo resurjo con las estrellas y viajo en avalancha con las nubes, me hundo en aventuras épicas, cruzo el cielo de punta a punta siendo el sol en la noche. veo estirarse, siempre adelante, el vaho de mi garganta seca y arenosa.
dibujo la forma de salvar al mundo y salvarme con el, se me caen los miedos y se parten en la tierra cuando vuelo por los prados y sobre las casas y barrios de este planeta dormido. a mi alrededor, todo vibra y vive. me juro todo lo que podría jurarme, me inundo de bellos sueños, los dejo rebalsarme eufóricos, eléctricos, sensatos solo en la eternidad.
jamas titubeo bajo la mangata que baña mis pies desnudos, piso fuerte y firme quizá porque nadie puede verme pisar o puede que sea porque es idílico lo mio y lo noctambulo.
ellas, las noches, están acendradas, son platónicas e irreversibles, por eso les abro mi piel y las dejo posarse en mis huesos, les presto mi alma y ellas me la devuelven cuando despunta el día.
entonces dejo de ser la mariposa perfumada que vivió mil vidas, y a medida que el brillo del sol alumbra la hierba y despierta al roció que allí dormía, yo vuelvo a ser una larva, de mi y de mis letras solo queda una estela que se esfuma entre las ramas de la vida diaria.
de nuevo a mi burbuja, de nuevo a la tristeza de no poder salvar al mundo, al encierro del trovador.
los veo, difuminados, pero los veo ir y venir, a los diurnos quiero decir. pecan de sabios, de arquitectos del futuro. quisiera tocarlos con mis dedos tiernos y darles el aliento que solo sabe dar el que ama sin razón de amar, si tan solo podría romper este caparazón y ser como durante las noches soy.
al final me siento a llorar mis culpas sobre una penca de sal, a esperar en realidad, que vuelva el ocaso y me de la vida, me de el placer, me conmueva con laureles y el fecundo cetro de la inmortalidad.
dibujo la forma de salvar al mundo y salvarme con el, se me caen los miedos y se parten en la tierra cuando vuelo por los prados y sobre las casas y barrios de este planeta dormido. a mi alrededor, todo vibra y vive. me juro todo lo que podría jurarme, me inundo de bellos sueños, los dejo rebalsarme eufóricos, eléctricos, sensatos solo en la eternidad.
jamas titubeo bajo la mangata que baña mis pies desnudos, piso fuerte y firme quizá porque nadie puede verme pisar o puede que sea porque es idílico lo mio y lo noctambulo.
ellas, las noches, están acendradas, son platónicas e irreversibles, por eso les abro mi piel y las dejo posarse en mis huesos, les presto mi alma y ellas me la devuelven cuando despunta el día.
entonces dejo de ser la mariposa perfumada que vivió mil vidas, y a medida que el brillo del sol alumbra la hierba y despierta al roció que allí dormía, yo vuelvo a ser una larva, de mi y de mis letras solo queda una estela que se esfuma entre las ramas de la vida diaria.
de nuevo a mi burbuja, de nuevo a la tristeza de no poder salvar al mundo, al encierro del trovador.
los veo, difuminados, pero los veo ir y venir, a los diurnos quiero decir. pecan de sabios, de arquitectos del futuro. quisiera tocarlos con mis dedos tiernos y darles el aliento que solo sabe dar el que ama sin razón de amar, si tan solo podría romper este caparazón y ser como durante las noches soy.
al final me siento a llorar mis culpas sobre una penca de sal, a esperar en realidad, que vuelva el ocaso y me de la vida, me de el placer, me conmueva con laureles y el fecundo cetro de la inmortalidad.
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