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Óscar Bartolomé Poy
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Todas las chicas guapas saben cantar (Crisi VII) Empty Todas las chicas guapas saben cantar (Crisi VII)

Sáb Jun 13, 2015 11:36 am
<< Flores de fuego:

Hoy las palabras huelen a pólvora. Hoy las palabras alientan mariposas pubescentes, nínfulas y orquídeas salvajes. Mi revólver es de un gris mate similar al torvo espectro de una tormenta. Es, como el caballo de Napoleón, gris marengo. Su boca, oscura como el infierno, escupe rayos y truenos.

Disparé contra la humanidad y le reventé la cabeza.

Olor a pólvora
explosión de colores
flores de fuego

Sus alaridos asfixian mi sangre. El fuego enardece el cáliz de la noche. Crepitan las últimas flores en su atalaya de pétalos. Mientras me dejo embriagar por la narcolepsia del sándalo rojo, vislumbro la beatífica sonrisa de Vasumitra, o de Maitreya. La noche vaporosa hace pliegues en el peplo de Atenea, y la lechuza, con sus grandes ojos de rodela, sopla las pavesas del ocaso. Ahora las vírgenes se prostituyen en el templo de Vesta como vulpejas. Volcán, erupción, ruinas de Pompeya.

Se movía. El suelo se movía. Se movía el suelo bajo mis pies con un temblor inaudito, de hisopo o párpado glacial; un temblor turiferario. El reloj marcaba las doce y no estabas tú. El reloj marcaba las doce y tú no estabas. Las mariposas se suicidaban en las farolas. Las mariposas se suicidaban con un silencio más cruel que el silencio. Se abrió una cicatriz en el cielo y caíste como un rayo verde. El suelo se movía y no había cortafuegos. El fuego se lo llevó todo: el musgo, la vida, el silencio. En medio de tanta devastación sólo quedó tu sonrisa como una luz congelada.

¿Por qué al crecer olvidamos el lenguaje que hablábamos cuando éramos bebés? En esos sonidos guturales está el germen del genio: Momo, Demian, Damien. (“Can’t take my eyes off you.”) Si tan sólo pudiera deshacerme de este inservible legado y acuñar nuevas palabras. Sólo un bebé puede crear lenguajes. Un bebé y un poeta. (Silogismo: los bebés son los auténticos poetas; los demás –incluido yo; yo el primero, después de Pessoa– somos fingidores.)

Pero los enamorados también urden su lengua en una raigambre de vocales. Entre nosotros había un lenguaje (lengua de guaje, lengua de oleaje) de acantilados de musgo y ojos verdemar de amar en tonalidades verdes, de bosques de ensueño y libélulas de alas aleladas, de faros de quieta arquitectura y fulares malva. Insististe en morir en mis labios, y ahora te llamo Beso, y cada vez que te beso, naces. Naces y mueres en cada beso, como una mariposa amarilla, como un pomelo dulce y amargo.

Glóbulos rojos, blancos, hematíes en una copa de absenta…Todas las palabras viajan en mi flujo sanguíneo. Las viejas y las nuevas. Incluso las palabras que no han sido escritas, incluso ésas, están en mí. (Y se me aparece el Hada Verde, y se me aparece el Hada Azul, y le pido reunirme contigo en el fondo del mar, como cenizas de un lenguaje muerto.)

Nadie ha visto al gato de Schrödinger. ¿Será blanco, negro o atigrado? Sólo Schrödinger lo sabe, pero Schrödinger ha muerto. Tocan el timbre. “Diga, ¿quién es? Dick Laurent ha muerto”.

¿Quién habla? ¿Es la voz de un narrador amnésico o de un personaje que se arrogó la función del narrador? Lo sabré cuando aprenda la diferencia entre un demiurgo y un deus ex machina. “¿Quién es? Yo soy el camino, la verdad y la vida, y tú eres un escritor de pacotilla.”

<< Confesiones en una pista de baile:

Con el mecenazgo de la lluvia danzo en un remolino de viento como una hoja carmesí. Mis letras son arrabaleras; bailan el tango y componen poemas místicos mientras juegan a la rayuela. Mi cerebro es la llave maestra de todos los misterios. Corren los pies por las baldosas como lagartijas, y semillas radiactivas vuelan como copos de nieve o asteriscos blancos, únicos en su diversidad, peces de tres ojos. (Y en mi cerebro alumbrado por autopistas de sinapsis y neuronas hay más luces que en todo el universo, más incluso que en una vista nocturna de Tokio o París, más que en la bola espejeada de una discoteca.) Por las grietas de la pared se fugan las sombras hacia espacios luminosos. Soy un hijo del siglo, y éstas son mis confesiones.

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©️ Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
I loved you like the darkness loves the brightness of a dying star.
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