Buenos días, princesa

Algo caliente me despierta, pero no abro los ojos. Es un calor reconfortante, ese que me recuerda a tus abrazos, a esos brazos que no me dejaban caer por muy destrozada que estuviera.

Un olor llega a mis fosas nasales. Es tu perfume. Y no es el que tú piensas. No es cualquier perfume que puedas comprar. No. Es tu olor corporal, una mezcla salada como el agua del mar. Siempre te decía, cuando hundía mi nariz en tu cuello para aspirarlo, que me recordabas a un bebé. Tú te reías pero yo te decía que tenías una fragancia propia como ellos al nacer. La diferencia es que los niños la pierden, pero tú has sabido conservarla.
Es, al escuchar tu voz, cuando decido abrir los ojos.

Dichosa sea la imagen que se cierne ante mi.

Dichosa sea la boca que te regalaron tus padres al nacer.

Dichosa sea la forma peligrosa en la que te acercas a mi para unir nuestras bocas en una danza lenta y calurosa, pero sobre todo, armoniosa.

Dichosa sea la forma en la que me devoras, como si tu fueras el lobo, y yo tu presa.

Dichosa sea la forma en la que me miras, estudiándome, analizándome, amándome …

Y es, al escuchar como sale de tu boca un “te amo”,lo que me rompe por dentro.

Al principio se van haciendo pequeñas grietas sin importancia, que realmente las tienen. Porque serán esas grietas las que en el futuro se harán cada vez más grandes y profundas, hasta abarcar todo tu ser. Hasta el momento en el que solo puedes sentir dolor. Hasta que dejé de ser yo misma.

Y por ese motivo, decidí alejarme. Nadar a lo más profundo del mar para encontrarme. Porque en aquel remoto lugar no podía olerte, ni probarte.

Y cada vez que nadaba más lejos esa imagen se iba perdiendo de mi vista cuando paraba para respirar. Ya ni divisaba tu sonrisa ni quería. Ya no podías acercarte, porque no te lo permitiría. Porque prefiero aprender un nuevo baile a ser tu acompañante. Porque prefiero ser yo la loba a que me coman.

Y al final, de tanto nadar, llegué a una isla donde tus “te amo” ya no me romperían. Donde mis grietas se curarían, y volvería a ser yo misma.

Captus: Poeta

si;
la libertad es dolorosa

si no lo crees

pregúntale a tu esclava

Un abrazo