La Belleza de la Realeza

Aquel día, en mi memoria pesa,
Una mentirosa nube de acero y polvo, mi sangre forjó,
Aquel día, su honra atraviesa,
Una luminosa niebla de acero y polvo, su dicha ahogó.

Qué gran sensación,
Eso, dijeron los que vinieron antes que yo,
Alabado sea Dios,
Eso, dijeron los que a tanto se les concedió.

Retorcidas palabras promulgaron,
Y acero y polvo, mi futuro ahogaron,
Libertad y pasión, tales privilegios cesaron,
Y acero y polvo, en mi pesadilla se tornaron.

Dichoso aquel que se baña bajo Apolo,
Su piel es inocente y pura,
Dichoso aquel en el que la humildad abunda,
Su mente, aleja de la sepultura.

Dichoso aquel que fluye en una nube de libertad,
Mi alma daría por esa potestad.
Dichoso aquel, cuya consciencia rebosa paz,
Ojalá sintiese lo mismo, aunque tan solo fuese fugaz.

Dichoso el que se ahogó,
Dichoso el que la libertad deshonrosa alcanzó,
Dichoso el que honradamente trabaja bajo la mirada de Dios,
Y dichoso aquel, que no vive como yo.

Retorcidas mentiras, promulgo ahora yo,
Acero y polvo, mi ruina causaron,
Libertad y pasión, erradico ahora yo,
Acero y polvo, en esta jaula me apresaron.

Qué gran sensación,
Eso, dijeron los que vinieron antes que yo,
Alabado sea Dios,
Eso, dijeron los que a tanto se les concedió.

Aquel día en mi memoria pesa,
Esa mentirosa nube, un silencioso veneno creo,
Aquel día, su honra atraviesa
Más en esa luminosa niebla me querría haber ahogado yo.

Es mi primer poema de estructura libre, a ver qué tal.