- Óscar Bartolomé PoyFundador del ParnasoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroInsignia de oroDistinción al poeta que obtiene el reconocimiento de los demás compañerosPopularidadGalardón al poeta cuyos temas gustan a la comunidadMirmidónVeterano del foro
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Todas las chicas guapas saben cantar (Crisi XVIII)
Jue Jul 02, 2015 12:07 pm
Concibo el lenguaje como una orgía de colores y sabores. Me solazo en la lujuria de las palabras. Soy un sibarita del apóstrofe. Abanderas la revolución silenciosa de los labios –el silencio es un largo interregno entre dos besos–, y mis manos rezongan caricias. Adoro la prolijidad de tu lengua cuando ronroneas en mi oído como un tango concupiscente. (Y bailas con zapatos de charol.) La felicidad es hacer el tonto sin importarte que nadie te vea; besar y no mirar hacia los lados; vivir en una nube y no querer nunca bajar, aunque te tiren y te caigas. (Tras tu muerte prematura, me caí del nido como un pájaro que aún no ha aprendido a bordar.)
Estudio la semiótica del beso y su literalidad carmesí. Busco las acepciones de la piel. Participo de la retórica del agua y de su inagotable hontanar. Cada burbuja que explota es un ósculo lanzado al sol. Te he investido de rosas para que me hagas verso y prosodia. Quiero alunizar en tus labios de sémola y candeal. Tus labios son mi tierra prometida, tierra fértil, donde siembro besos y orgasmos; tus labios son la frontera del placer. Te veo reclinada de costado, y pareces una princesa íbera: Himilce, Sofonisba o Sobisbella; pareces, sí, una partitura de cerezas o una jarra de hidromiel. Tus labios tienen la edad de la inocencia; tus labios solariegos son cornucopia de palacetes y playas al atardecer. (Son el principio de un viaje alucinante, el axioma que me devuelve la fe.) Tú quisiste morir en mis labios; en los tuyos quiero yo nacer… cuando el desierto sea un mar sin nombre. Tú, yo y el mar, y como único sonido, el sol.
Cuántas vetas ocultas hay en el corazón de un animal, cuántos jeroglíficos en la argamasa del destino. Cuántos misterios sobre los que el lector pasa de puntillas, temiendo, quizá, lastimarse con sus zarzas. Cuántas interpretaciones, cuántos equívocos. Cada lector hace suyo el texto y lo alumbra con un panteón de nuevos dioses. La realidad, como la gripe, muta en cada estación, y cada año ataca con más virulencia. El universo observa con infinita paciencia cómo llueve sobre nuestras cabezas.
¿Sabías que Lope de Vega escribió 3000 sonetos? Yo me conformaría con escribir 300 la mitad de buenos. Cuando se me acabe la inspiración, me refugiaré en tu poesía como el cenobita en la cartuja. Ello calmará mi fiebre espiritual y mi horror vacui. ¿Recuerdas que te dije que no sabía si podría escribirte un poema sin antes conocerte? Pues bien, mírame ahora. Ya te he escrito un libro, y mucho me temo que mientras la salud me respete, no será el último.
Hoy no quiero escribir. Siento que la palabra no me alcanza, que es filfa emocional. Mi silencio es monocromo, como el canto de la sirena o la avaricia del tahúr. (Pura estadística, aritmética diferencial.) Me pregunto cómo dragar el azul del mar sin aminorar la acedia del continente. Transito entre gentilicios de voz. Me escondo tras la sombra de un peón. Me deleito en la contemplación de las medusas, en su tropo de carabelas. El tiempo pasa sin pasar, dejando una estela de pólvora. Caminan los leones en agraz. El insomnio no se parece a la amnesia, pero se deletrea casi igual. Descubro nuevos amaneceres en la escala de tu piel. No puedes resonar en mi cabeza porque soy el eco de tus pies. Bésame y cuenta hasta diez.
Uno: te acercas a mí, despacio, insinuante, núbil amapola.
Dos: tus pies desnudos calzan mis zapatos.
Tres: siento tu respiración trepidante en la barbilla.
Cuatro: tus labios dehiscentes alumbran el lóbulo de mi oreja.
Cinco: me susurras el polen de la orquídea.
Seis: dibujas con tus dedos mi sonrisa. (Como en aquel capítulo de Cortázar.)
Siete: cierras los ojos. (Yo los tengo abiertos para ver cómo tú los cierras.)
Ocho: tu pelo me tapa la cara, pero no me impide verte crecer como un lirio.
Nueve: me besas.
Diez: te beso.
Y el beso florece como un ramillete de nardos, desplegando un aroma estival.
Y el beso florece como un ramillete de nardos.
Y el beso florece.
Como en el capítulo siete de Rayuela o en aquella carta de Seda, te beso, y el beso es un cíclope tuerto o un pez sin aletas. Los ojos son mudos; y las lenguas, ciegas.
Lo demás es seda de Baricco. Ahora ya puedes abrir los ojos y verme partir.
Tu piel me ha enseñado que no hay escarcha más blanca que este beso, ni liceo más sabio que el amor que por ti siento. (Tu piel, mi educación sentimental.)
Estudio la semiótica del beso y su literalidad carmesí. Busco las acepciones de la piel. Participo de la retórica del agua y de su inagotable hontanar. Cada burbuja que explota es un ósculo lanzado al sol. Te he investido de rosas para que me hagas verso y prosodia. Quiero alunizar en tus labios de sémola y candeal. Tus labios son mi tierra prometida, tierra fértil, donde siembro besos y orgasmos; tus labios son la frontera del placer. Te veo reclinada de costado, y pareces una princesa íbera: Himilce, Sofonisba o Sobisbella; pareces, sí, una partitura de cerezas o una jarra de hidromiel. Tus labios tienen la edad de la inocencia; tus labios solariegos son cornucopia de palacetes y playas al atardecer. (Son el principio de un viaje alucinante, el axioma que me devuelve la fe.) Tú quisiste morir en mis labios; en los tuyos quiero yo nacer… cuando el desierto sea un mar sin nombre. Tú, yo y el mar, y como único sonido, el sol.
Cuántas vetas ocultas hay en el corazón de un animal, cuántos jeroglíficos en la argamasa del destino. Cuántos misterios sobre los que el lector pasa de puntillas, temiendo, quizá, lastimarse con sus zarzas. Cuántas interpretaciones, cuántos equívocos. Cada lector hace suyo el texto y lo alumbra con un panteón de nuevos dioses. La realidad, como la gripe, muta en cada estación, y cada año ataca con más virulencia. El universo observa con infinita paciencia cómo llueve sobre nuestras cabezas.
¿Sabías que Lope de Vega escribió 3000 sonetos? Yo me conformaría con escribir 300 la mitad de buenos. Cuando se me acabe la inspiración, me refugiaré en tu poesía como el cenobita en la cartuja. Ello calmará mi fiebre espiritual y mi horror vacui. ¿Recuerdas que te dije que no sabía si podría escribirte un poema sin antes conocerte? Pues bien, mírame ahora. Ya te he escrito un libro, y mucho me temo que mientras la salud me respete, no será el último.
Hoy no quiero escribir. Siento que la palabra no me alcanza, que es filfa emocional. Mi silencio es monocromo, como el canto de la sirena o la avaricia del tahúr. (Pura estadística, aritmética diferencial.) Me pregunto cómo dragar el azul del mar sin aminorar la acedia del continente. Transito entre gentilicios de voz. Me escondo tras la sombra de un peón. Me deleito en la contemplación de las medusas, en su tropo de carabelas. El tiempo pasa sin pasar, dejando una estela de pólvora. Caminan los leones en agraz. El insomnio no se parece a la amnesia, pero se deletrea casi igual. Descubro nuevos amaneceres en la escala de tu piel. No puedes resonar en mi cabeza porque soy el eco de tus pies. Bésame y cuenta hasta diez.
Uno: te acercas a mí, despacio, insinuante, núbil amapola.
Dos: tus pies desnudos calzan mis zapatos.
Tres: siento tu respiración trepidante en la barbilla.
Cuatro: tus labios dehiscentes alumbran el lóbulo de mi oreja.
Cinco: me susurras el polen de la orquídea.
Seis: dibujas con tus dedos mi sonrisa. (Como en aquel capítulo de Cortázar.)
Siete: cierras los ojos. (Yo los tengo abiertos para ver cómo tú los cierras.)
Ocho: tu pelo me tapa la cara, pero no me impide verte crecer como un lirio.
Nueve: me besas.
Diez: te beso.
Y el beso florece como un ramillete de nardos, desplegando un aroma estival.
Y el beso florece como un ramillete de nardos.
Y el beso florece.
Como en el capítulo siete de Rayuela o en aquella carta de Seda, te beso, y el beso es un cíclope tuerto o un pez sin aletas. Los ojos son mudos; y las lenguas, ciegas.
Lo demás es seda de Baricco. Ahora ya puedes abrir los ojos y verme partir.
Tu piel me ha enseñado que no hay escarcha más blanca que este beso, ni liceo más sabio que el amor que por ti siento. (Tu piel, mi educación sentimental.)
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- Ben-.Poeta DestacadoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroMirmidónVeterano del foroPoema de la SemanaReconocimiento al mejor poema de la semana
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Re: Todas las chicas guapas saben cantar (Crisi XVIII)
Sáb Mayo 21, 2016 2:26 pm
Hermosa redacción y hermosos versos destinados a un paraíso entreverado de matices malditos. Una belleza- a ver si aprendo a escribir así, alguna vez-. Un abrazo-.
- Óscar Bartolomé PoyFundador del ParnasoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroInsignia de oroDistinción al poeta que obtiene el reconocimiento de los demás compañerosPopularidadGalardón al poeta cuyos temas gustan a la comunidadMirmidónVeterano del foro
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Re: Todas las chicas guapas saben cantar (Crisi XVIII)
Dom Mayo 22, 2016 11:19 am
Bienve escribió:Hermosa redacción y hermosos versos destinados a un paraíso entreverado de matices malditos. Una belleza- a ver si aprendo a escribir así, alguna vez-. Un abrazo-.
Gracias por dejar tu comentario también aquí. Entiendo que leer estos capítulos en prosa poética lleva su tiempo, y el tiempo es limitado.
Un abrazo.
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- VioletaPoetisa DestacadaGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroMirmidónVeterano del foro
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Re: Todas las chicas guapas saben cantar (Crisi XVIII)
Vie Ene 06, 2017 11:35 am
Pues me uno a Bienve, espero algun
ún día escribir asi. Fantástico escrito.
Óscar no te lo digo para quedar bien,
lo digo con total sinceridad.
Un abrazo
ún día escribir asi. Fantástico escrito.
Óscar no te lo digo para quedar bien,
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Un abrazo
- Óscar Bartolomé PoyFundador del ParnasoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroInsignia de oroDistinción al poeta que obtiene el reconocimiento de los demás compañerosPopularidadGalardón al poeta cuyos temas gustan a la comunidadMirmidónVeterano del foro
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Re: Todas las chicas guapas saben cantar (Crisi XVIII)
Sáb Ene 07, 2017 7:39 pm
Violeta escribió:Pues me uno a Bienve, espero algun
ún día escribir asi. Fantástico escrito.
Óscar no te lo digo para quedar bien,
lo digo con total sinceridad.
Un abrazo
Como habrás visto, sólo es una parte de una obra mayor. Entiendo que en un foro cuesta leer algo tan prolijo. Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo.
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